La diversidad de pinturas en esta época son amplias y fácil de conseguir, solo falta ir a una papelería y si se quiere algo mejor uno acude a una tienda especializada, donde los precios son directamente proporcionales a la calidad, la industrialización de los colores sintéticos ha hecho que el artista, pintor o dibujante ahorre dinero de sus bolsillos y además ayude a su trabajo, ya no les toco experimentar con técnicas como el difuminado (no dudo que aún exista gente que lo haga)
Hay colores y pigmentos que aún son todo un arte hacerlo, como el pigmento rojo (Carmin) que se obtiene de las cochinillas, en Oaxaca aún se conserva esa tradición, se cultivan las cochinillas en nopales y se sigue el ciclo de vida del animalillo, de ahí se obtienen varios productos, desde tintas a jabones, por eso no regateé a nuestros artesanos.
Pero antes existió un pigmento amarillo (nótese que color primario) que era muy valioso y caro, el amarillo india, que se obtenía de la orina de vaca, solo se le daba de comer cascara de mango a la vaca, se juntaba su orina y se dejaba secar añadiéndole un aceite. Imagínense las pobres vacas, se llego a declarar una práctica inhumana y se llego a prohibir en algunos lados, ¿Que querían? Es un color primario, pero por suerte se descubrió la fuente del pigmento amarillo, son unas sales de calcio o magnesio liberados del mango, la orina fue en todo este asunto algo accidental, las pobres vaquillas y sus cálculos renales.