Con el conflicto magisterial es fácil tomar partido
inmediatamente, los maestros son los malos y nosotros somos los buenos, los
maestros son los que cierran calles y nosotros somos los afectados, los
maestros son los flojos, los huevones, los que no les gusta trabajar y en
cambio nosotros la sociedad, los capitalinos que todo tenemos y a los que nos
hace falta tanto, somos los que la pagamos.
Pero si te pones a analizar un poco va mucho más allá de
esto, el problema es mucho más profundo que esto, y si, porque quizá tengas
razón quizá estos maestros sean flojos o apáticos o no les guste trabajar o
como quieras llamarlo. Sin embargo estos maestros son los que se la han rifado
durante años en las comunidades trabajando con grupos de múltiples grados, que
van desde 1° hasta 6° y lo mismo para secundaria.
¿sabes lo difícil que es enseñar a un niño a leer y a
escribir?
¿sabes lo complicado que es trabajar en esas condiciones?
Sin un techo de concreto, en escuelas de lámina o cartón,
con bancas cayéndose, con niños desnutridos que no tienen ganas de estudiar
sino de comer.
Creo que la mayoría de nosotros hemos pensado que los
problemas y soluciones de este país radican sin duda en la educación y podría
ser verdad, en la mayoría de los casos es verdad. Coincidimos que aquí hacen
falta doctores, maestros, licenciados, ingenieros, arquitectos... hace falta un
montón de de cosas, aunque también hay mucha gente que le basta con saber
español, con medio escribirlo, con haber aprendido a sumar y a restar, hay gente
no le importan los libros y no por falta de interés sino por falta de
oportunidades.
Es verdad que la economía y la seguridad de este país se
han visto afectada por las manifestaciones, violentas y no violentas de los
maestros (de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación)
además de que casi tres millones y medio de niños estén ahora justo sin
escuela.
Es verdad que a la mayoría de esos maestros se les
manipula y se les trata como esclavos de estos líderes chafas, esos mismos
profes a los que les exigimos mucho más de los que pueden dar (porque hasta ahí
les alcanza).
Lo de hoy son estos maestros postrados a las afueras del
congreso y del senado, y del centro Banamex, que están 'defendiendo' lo que
creen, sus 'ideales', convencidos de ellos o no, están actuando, están
defendiéndose y hasta hoy han tenido un par de resultados interesantes y es
precisamente eso, que los diputados y senadores que son los que mueven los
hilos que conducen a este país (nos lleven a donde nos lleven) se trasladaron
al centro Banamex para lograr entre otros atracos la reforma al IFAI.
Cierto es que los docentes necesitan ser evaluados,
acreditados, que necesitamos mejores maestros eso no se duda, pero no podemos
darle la espalda a estos hombres y mujeres que están en las regiones más pobres
del país, en la orilla más lejana de la mesa del poder, que cuando es
conveniente son los mejores aliados y cuando incomodan son sus peores enemigos.
He leído y escuchado muchas opiniones acerca de esto y de
cómo se debería tratar a los maestros, en la gran urbe, en una sociedad que se
jacta de ser 'tolerante' (sea lo que sea que signifique esa palabra) y
vanguardista. Algunos comentarios son :
'ojala les pongan una madriza'
'que los maten'
'pinches nacos huevones que se regresen a su tierra'
Un sinfín de calificativos quizá... mal fundamentados,
quizá no bien pensados, todos sabemos que los maestros están haciendo un
desmadre aquí en la ciudad de México, todos sabemos que no es malo que se les
evalúe como en cualquier otro trabajo. Pero no creo que debamos darle la
espalda al magisterio porque si bien el sistema educacional está corrupto y
decadente, también hay muchísimos profesionistas que lo son gracias a ese
gremio tan recordado y apapachado únicamente en épocas electorales y tan odiado
en estas épocas de crisis que pasan y pasamos, estas épocas difíciles que
vienen con cada sexenio porque cada sexenio los salarios se van a los suelos y
las exigencias se incrementan, yo creo que es una vida difícil en la Sierra, en
el campo, en las zonas marginales de las ciudades, por eso y muchas razones más
no me aventuro a tener una opinión tan tajante y tan visceral sobre este
problema y mucho menos sobre los 'mairos'...
Para ellos todo mi apoyo y todo mi desprecio.
Para los maestros toda mi comprensión y toda mi
intolerancia.